padres de asegurar, mediante esta importante ordenanza, ¡el bienestar espiritual y eterno de sus hijos! Ahora bien, cuando consideré los ilimitados beneficios que se atribuían al bautismo de los niños, y la forma solemne en que se requería que yo repitiese estas afirmaciones en mi juventud, como si fueran los asuntos más claros en la Escritura, ¡el lector puede juzgar mi sorpresa al encontrarlos totalmente faltos de ese sagrado respaldo! Al final, me vi obligado a creer que la institución se había
Page 14